Los besos demuestran lo
que somos. Hay tantos tipos como personas multiplicadas por las
relaciones que se pueden entablar entre ellas. ¡Un disparate!
¿Te has parado alguna
vez a pensar en cómo los das? Puede que ni siquiera lo hagas porque
apartas la cara en vez de acercarla en una lucha porque el trozo de
piel en contacto sea el menor posible. Si es así en todos ellos,
háztelo mirar. Es broma.
En la vida das lo que
recibes o recibes lo que das, no sé muy bien el orden. Lo que sí
está claro es que requiere empezar en algún momento. Creo que los
besos raramente son fingidos y parecen un buen indicador de la
intensidad de nuestros vínculos. Seguro que estás pensando que ese
beso frío y distante de cortesía que te deja como si no existieras
se puede colocar en la categoría de fingido. Aquí yo siento
decirte que no. Ese beso es sinceramente aséptico sin más, sin
alardes de ilusión por verte ni apretones invasivos y, por supuesto,
en él no hay nada de teatro.
Si calificáramos los
distintos tipos de besos la lista sería bastante amplia, infinita,
pero podemos intentar condensarlos: Los hay tiernos como bollos de
leche, suaves como la brisa, sonoros como los truenos en pleno oído,
con o sin abrazo (prefiero los primeros), pasionales, eróticos, al
aire, virtuales, …Te propongo que completes la lista conmigo para
que no se nos quede ninguno en la recámara. Creo que los besos que
no damos existen pero que se nos quedan dentro en un sitio donde es
difícil recuperarlos a destiempo. A veces incluso duelen, os lo
aseguro.
No me considero una
persona especialmente besucona pero reconozco que, de un tiempo a
esta parte, me apetece más que me besen y besar. Cuando ese momento
efímero y eterno ocurre, me recreo en los detalles para no
perdérmelo. Me agrada entonces que todo se pare. Me callo y me
dedico a besar, ese arte que aprendemos desde chicos en regazos
mullidos.
¡Silencio, está a punto de pasar! Un beso. BdB
Foto: " El beso"de jofial http://www.fotolibre.org/displayimage.php?pos=-13916// CC BY-SA