miércoles, 21 de noviembre de 2012

Al galope


A veces el ritmo diario me desborda. La riada me lleva al galope por entre los charcos que no llegan ni siquiera a mojarme porque no doy tiempo al agua a que me toque. Una cosa, otra, un pensamiento enmarañado que me lleva a otro que no tiene nada que ver con el primero y que, sin embargo, me parece de lo más lógico. Soy una y mil a la vez, me fracciono y me difumino. 

Una buena costumbre que llevo ya tiempo practicando es pararme de vez en cuando a dejar que el agua me moje. Me dejo impresionar por los sentidos y guardo fotogramas en mi retina por su simple belleza : un gesto imperceptible que hace que seas más tú, una palabra dicha en el momento justo,... Una galería de fotogramas impregnados de olores, sabores, sonidos, colores, emociones que almaceno y que me gusta evocar al final de la jornada. Es mi álbum particular imposible de reproducir o compartir con los demás porque no es material. Si cabe, sirve para dibujarme una ligera sonrisa y proporcionarme un remanso de tranquilidad breve pero intenso.

Últimamente mi colección se ha quedado estancada por la premura de los días y noto que acumulo semanas idénticas las unas a las otras, como trofeos deslucidos en mi azotea. Voy al galope con los ojos cerrados y me gusta más cuando, yendo al paso, me permito recrearme en esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

Imagen: Imposible encontrar el autor, lo siento.