lunes, 20 de enero de 2014

Mar de fondo

Hoyos que dieron lugar a esta investigación.
 
Nunca me dijeron de dónde vienen las emociones y por qué unas veces son abruptas y otras te acarician. Pero no sabían que yo era más tenaz que los silencios, y que les iba a poner las palabras no pronunciadas.

Dicen que todos somos parte de un todo, y eso me dio la pista. Os he traído aquí las fotos que saqué la otra tarde cerca del mar. Allí descubrí esta línea de agujeros que parecen los tubos de un órgano y que provienen directamente de las profundidades del rompeolas. Al parecer se encargan de interpretar la sinfonía que el mar les dicta, expeliendo el aire con las cadencias más variadas. A veces la melodía es brava como la aMARgura, otras tan suave que calMARá. Yo estaba MARavillada al descubrir que el océano puede generar tal gama de sonidos que MARcan tu propio ritmo emocional, una vez en la superficie. Sí, su música te coge de la mano y te transporta desde la tristeza a la euforia sin moverte del sitio. El mar te llama como hace la Luna con las MAReas, hasta la orilla para que te puedas acercar a la voz del mundo. Lo que ocurre es que nos distraemos tantas veces en el ajetreo de la vida que somos incapaces de percibir la melodía que nos rodea. Perdemos infinidad de notas y ya no oímos música sino más bien ruido. Entonces no sabemos si mi-MAR y tu-MAR son lugares distintos o vasos comunicantes. Yo me quedo con lo segundo.

Y a quien piense que todo esto no tiene sentido o que me lo invento, le diré que una de las palabras que más nos gustan y necesitamos es aMAR, ¡por algo será!

Primer plano de la tristeza :-(

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