No he conocido a nadie más al que le gustaran tanto los fósiles. |
Nunca me dijo que leía este blog ni me habló de ello a lo largo de su larga enfermedad. Yo imaginaba que algo había visto pero no estuve segura hasta este verano.
Fue una de nuestras últimas conversaciones en el porche de casa de sus padres. Hablábamos de esto y aquello en el bochorno del medio día, rodeados de los sobrinos por los que los dos sentíamos verdadera locura. Como uno de ellos había metido la pata en clase, él dijo: “No te preocupes, todos somos perfectos, pero siempre andamos buscando ser pluscuamperfectos”. Al acabar de decirlo, me miró y, con un brillo especial en los ojos, sugirió: "¡Anda! Esto lo puedes poner en alguno de los textos que escribes”. Me encantó que hubiera leído algo de este blog, ¡menudo regalo!
Y aquí estoy yo haciendo mi pequeño homenaje a este gran hombre que ha luchado con todas sus fuerzas hasta finales del mes de agosto. Creo que nunca le agradecí bastante que fuera a visitarme cuando me operaron hace tres años. Él tenía que estar cansado de tanto hospital pero allí estuvo, a mi lado, dando ánimos. Gracias.
La realidad no es perfecta aunque, si te paras a pensar, es desde su imperfección desde donde aprendemos. Distinguimos entonces los momentos pluscuamperfectos de los que no lo son. Agradecemos los instantes efímeros, intensos, agradables o deseados y los saboreamos como un bocado exquisito.
Yo he tenido la suerte de
conocer a Marcial pero he de confesar que me han faltado muchos ratos de
charla con él en los veranos que quedan por venir. Sé que la realidad
ha cambiado y que ya no estará más sonriendo en el porche al vernos
llegar. Lo sé. Pero lo que sucede es algo que nada tiene que ver con lo
que se siente...
DEDICATORIA: Con todo mi cariño y respeto por él y por todos los que
estuvieron acompañándolo. Ellos son también mi familia. Marcial me ha
enseñado a ser una mejor persona con su sonrisa perenne y su mirada
irrepetible. Gracias de nuevo y siempre.
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