Un largo día de duro trabajo es una
buena razón para volver a casa. No importa que el cuerpo duela, ni
que la mirada sea incapaz de ver que la cortina se agita vaporosa al
verme llegar.
Ya estoy aquí y todo lo demás, lo que está por venir
y lo ya vivido, son los pasos que inexorablemente me llevan a ti que estás a miles de kilómetros, más allá del mar, esperándome.
Foto: César Cerón
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