domingo, 4 de diciembre de 2016

Sobre la escritura



Esto de escribir tiene su parte de magia, yo así lo creo. No hay método, y cada cual lo hará de una manera diferente, que solo a él le funciona. La forma que de momento utilizo es la de la escritura espontánea. Empiezo anotando todo lo que me pasa por la cabeza sin pensar. Entonces, frases inconexas emborronan la pantalla del ordenador. Es algo así como cuando se vacía un bolso sobre una cama que sale de todo, no nos engañemos. Palabras sueltas, versos en busca de un poema, retales de canciones, … hasta que de repente, sin saber de dónde, surge un texto. 

Has echado la caña y, además de pescar la típica bota, esa que siempre aparece en los dibujos animados, notas que al final del hilo del sedal se mueve lo que andabas buscando a ciegas. La primera frase te resuena y hace que te centres en ella como un niño en su juguete nuevo. A partir de ese momento, todo parece más sencillo, pero solo lo parece. 

Ahora, si te concentras, van surgiendo otras ideas encadenadas, personajes que quieren salir del agua, sueños de una infancia que ni siquiera es la tuya, como la hebra que sale del centro de un ovillo. Tienes miedo de que sea demasiado corta o de que se rompa y no te lleve a ningún sitio y, por ello, tiras de ella con precaución. Te va contando cosas que tú misma no sabías que estaban tan bien organizadas en tu cabeza. Te sorprendes jugando con las palabras, las frases, los párrafos. Y la historia va creciendo ante tus ojos de forma natural, como un árbol. Hasta que de repente lo sientes, sientes que tu trabajo ha acabado y que cada palabra está donde quiere estar, en su sitio. Aunque eres tú la que lo construye, tienes la sensación de que el relato te ha utilizado para cobrar forma. Piensas que estaba esperándote en algún sitio de tu cabeza deseando salir a pasear, a un bosque de bambú o a una simple página en blanco. Y aquí lo tenéis, este recién nacido que se explica a sí mismo y a mí de dónde vienen él y sus hermanos. Ahora comprendo perfectamente cuando algunos escritores de reconocido renombre hablan de que para escribir hay que ponerse todos los días, rodeado de musas o no. Es la única manera, algo así como: comer, escribir y rascar, todo es empezar…

Y me voy, que este texto dice que ya no le hago falta.

Foto de BdB

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