domingo, 17 de junio de 2012

Sinsentido



Lo esperaba desde ese día en que, tras un portazo, la dejó sin aire en la casa. Se marchó para no volver, le decían. Sin embargo ella seguía atrincherada en su atalaya desde la que veía pasar el tiempo sin descanso. 

El cruce de calles en el que vivía rebosaba de coches a todas horas y, como no quería perder comba, escudriñaba cada matrícula. Los coches azules le cortaban una vez tras otra la respiración. Cada pocos minutos se decía:  "Seguro que llega en el próximo semáforo..."

1 comentario:

  1. Querida amiga, siempre tan autobiográfica. A mí también me abandonaron en la cuneta de una carretera, pero a ti al menos fue en una casa, con ventada y todo, qué suerte. Vagué por los páramos de La Mancha en una vida de perros. Hasta que encontré Las Lagunas de Ruidera, y como soy un perro de aguas, pues me vino como boca a beso.Oye, ¿cómo hiciste para estudiar? ¿Te abrió alguien la puerta?

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