El bambú y yo |
De repente me di cuenta de que mi viaje a Francia de la semana
pasada tuvo su origen en hechos totalmente inconexos entre sí pero
que se encadenaron unos a otros con un único fin. Quizás todo empezó
con un trabajo que surgió en mitad del verano hace dos años y con
un sí como respuesta o a lo mejor todo tuvo su origen antes, no sé.
El caso es que, después de haber deseado visitar un verdadero
bosque de bambú, me encontraba en uno que, para colmo, estaba situado
en un país por el que siento verdadera debilidad. Lo que me produjo ponerme a la sombra de bambúes de más de veinte metros era algo muy
cercano a lo que me había imaginado y aun así me sobrecogió. No
me preguntéis de dónde viene mi querencia por esta planta tan poco
habitual por estas tierras ya que es inexplicable. Mi vínculo con él
es totalmente circunstancial, pura curiosidad de una internauta que viaja
sin rumbo por la red y se topa con una foto del bosque de sus
sueños más ancestrales: fresco y acogedor, dejando pasar la luz
justa para embellecerse aún más y potenciar un verde perfecto.
Cuando un buen día creé este blog, el nombre me vino con tanta
contundencia y rapidez que no lo dudé ni un segundo. Después de
visitar la Bambouseraie de Anduze me han quedado claras dos cosas: primero, sigo sin
saber por qué me gusta tanto el bambú y segundo, estoy segura de que volveré
a internarme en otro bosque pero esta vez en Japón o China. Si sigo
escribiendo en este blog, os lo mostraré.
quizá en una vida anterior estuviste al cuidado de uno de esos bosques... Si ya me barruntaba yo que algo de oriental tenías, pero no sabía precisarlo bien. Ahora no me queda ninguna duda!!
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