lunes, 13 de agosto de 2012

La sombra del bambú es alargada

El bambú y yo

De repente me di cuenta de que mi viaje a Francia de la semana pasada tuvo su origen en hechos totalmente inconexos entre sí pero que se encadenaron unos a otros con un único fin. Quizás todo empezó con un trabajo que surgió en mitad del verano hace dos años y con un sí como respuesta o a lo mejor todo tuvo su origen antes, no sé. 

El caso es que, después de haber deseado visitar un verdadero bosque de bambú, me encontraba en uno que, para colmo, estaba situado en un país por el que siento verdadera debilidad. Lo que me produjo ponerme a la sombra de bambúes de más de veinte metros era algo muy cercano a lo que me había imaginado y aun así me sobrecogió. No me preguntéis de dónde viene mi querencia por esta planta tan poco habitual por estas tierras ya que es inexplicable. Mi vínculo con él es totalmente circunstancial, pura curiosidad de una internauta que viaja sin rumbo por la red y se topa con una foto del bosque de sus sueños más ancestrales: fresco y acogedor, dejando pasar la luz justa para embellecerse aún más y potenciar un verde perfecto.

Cuando un buen día creé este blog, el nombre me vino con tanta contundencia y rapidez que no lo dudé ni un segundo. Después de visitar la Bambouseraie de Anduze me han quedado claras dos cosas: primero, sigo sin saber por qué me gusta tanto el bambú y segundo, estoy segura de que volveré a internarme en otro bosque pero esta vez en Japón o China. Si sigo escribiendo en este blog, os lo mostraré.

1 comentario:

  1. quizá en una vida anterior estuviste al cuidado de uno de esos bosques... Si ya me barruntaba yo que algo de oriental tenías, pero no sabía precisarlo bien. Ahora no me queda ninguna duda!!

    ResponderEliminar