se llena de vida la vida.
Permanecer erguida
ante los envites del viento.
Hacerle frente con la mirada fría,
y el corazón al descubierto,
sin escudos protectores.
El acantilado está tan cerca
que oigo sus bramidos
e invocan mi nombre.
Es un eco que resuena
desde el principio
de los tiempos
y al que hago oídos sordos.
Ruge y a veces susurra
engatusando como una sirena.
"Nada, nada", eso me dice.
Y yo comprendo "Vacío".
El título del poema está sacado de la canción "Sargento de hierro" de Morgan. Recomendada por mi amigo Antonio.
La foto es de BdB
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